Por Javier Urrego Jiménez
Con el anuncio del retiro del general Zapateiro se empieza a perfilar el fin del gobierno Duque. Y ya era hora. Ya era hora de que se terminara este gobierno que llegó en su momento a un 76% de desaprobación, con sus escándalos de corrupción, sus muchas salidas en falso y especialmente su ineptitud. Y es que a pesar de que en las noticias salga el presidente saliente a decir que este fue el gobierno que más invirtió en programas sociales y que más hizo por el ambiente, el ambiente que deja entre la población no está ni cerca de la realidad nacional.
¡Ajúa!
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Volviendo al general Zapateiro, El ejército y las llamadas fuerzas del orden que controlan el monopolio de la fuerza (véase: la policía, el Inpec, la armada nacional, etc.) son las más golpeadas para el final de este gobierno. Nunca antes han tenido tan mala imagen como ahora. Bástenos recordar el informe final de la comisión de la verdad que deja entrever que gran parte de los horrores del conflicto o bien fueron causados, o propiciados, o permitidos por alguna fuerza adscrita al estado. Y es precisamente este saliente general el que engloba toda esta percepción y todo lo que en adelante deberá cambiar. Un ejército soberbio sin tener una sola acción incuestionable u honorífica. Pensemos, por ejemplo, en las renombradas operaciones que dieron de baja o capturaron a algún alto mando de los tantos grupos armados al margen de la ley que hay en el país. La primera, la de alias Guacho fue un hazmerreír luego de que Duque saliera a decir a Guacho se le había acabado la guachafita. Tenemos también el caso de alias Matamba que se escapó, como otros tantos, en las narices del Inpec. Y qué decir de la cereza del pastel: la captura de alias Otoniel, que cayó por fin después de más de 20 años de carrera en el mundo del hampa.
Hace algunos años estas operaciones le hubieran valido el reconocimiento unánime de la población al ejército, pero hoy cuando por cada hampón que se da de baja se conoce que el mismo Ejército bombardea niños, hace falsos positivos, acaba con la población indistintamente, comete crímenes sexuales y demás, ya nadie celebra ni confía en ningún uniformado de esta institución. Porque, hay que decirlo, es la institución como tal, es el general Zapateiro y los altos mandos del ejército los que están “dañados” y no, como se dijo en alguna vez: unas cuantas manzanas podridas.
Esto en lo que ocupa al Ejército, pero ni qué decir de la Policía, del Inpec, de la Armada… Llenaríamos folios y legajos de informes con todo lo mal que han actuado, frente a lo poco que han hecho, en estos últimos años y en los anteriores. Por ahora solo queda decir: ¡Ajúa! general Zapateiro, se estaba demorando.
3 de julio de 2022
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