top of page

 

Por Karen Delgado Pico

 

A lo largo de la vida humana hemos sentido que no nos encontramos al 100% de nuestra capacidad. Me atrevería a decir que esto es una constante en los cuerpos, que es normal fluctuar entre diferentes estados corporales y de ánimo. Cuando se encuentra un desequilibrio fuerte, una falta de bienestar que nos acompaña de manera repentina o que padecemos desde hace un buen tiempo, entramos a la condición de paciente.

     Pero ¿esto que significa?, ¿a qué nos sometemos bajo esta condición?, ¿estaremos perdiendo algo de nosotros cada que pasamos por esto? Bien, esto es crónicas de la hoz, una serie de entregas que tienen como centro análisis y reflexiones al sistema de salud en Colombia, para que nos lleve a repensar la privatización, la burocracia hospitalaria, las problemáticas y vulneraciones a las que es sometido el paciente y el personal de la salud en el país. Este es un espacio que invita a pensar en dignificar la vida. A continuación, dejaré la primera entrega como abrebocas de los demás, problematizando el asunto de la salud en el país y la condición de paciente.

CRÓNICAS DE LA HOZ

paciente 1.jpg

Un día más, un día menos, ¿qué hora es?

     1:30 p.m. marca el reloj de la sala de espera: “Tome su turno, espere su llamado, regístrese en la ventanilla; ¿ya pasó por facturación?, pague la cuota correspondiente; el doctor salió a almorzar, debe esperar una hora a que vuelva; solo entra un acompañante por paciente; ordene cita con el especialista; tengo agenda disponible para el próximo mes; sus medicamentos se los entregan en otro lado”. Si este relato no le suena del todo similar debe ser de los pocos que tiene acceso a un sistema de salud prepagado en el país. Si lo que han vivido es aun peor que el relato mismo, debe pertenecer al régimen subsidiado de salud. ¿Por qué esto se ha naturalizado al punto en que ya es imposible concebir un sistema de salud que sea garantista de la vida?

     Por supuesto, el adulto mayor tiene una fila preferencial y una cita con el médico un mes después de su dolor. Las enfermedades y los padecimientos clínicos son programados, lógicamente, y por supuesto no tiene que pasar todo un día en el sistema de urgencias y citas prioritarias. “Hay muchos pacientes hoy”, explica el personal administrativo en la caja. Cómo poder culpar a la EPS por ofrecer las mínimas garantías a la hora de adquirir el plan más sofisticado y con mejores beneficios. “Hacemos lo que se puede”, dicen como excusa, como si nos hicieran un favor al atender nuestros reclamos; como si no se tratara de prestar el servicio por la vida. ¿Cómo podría la lógica burocrática pensar que alguien puede ejercer la medicina pensando en la dignidad? Inconcebible.

     Si todo lo anterior le suena familiar, le ha pasado a algún conocido o lo ha vivido en carne propia, déjeme contarle que no es una particularidad, que no solo usted se ha enfrentado a esta violencia sistémica, que este es el día a día de todos los centros de salud en el país. Es profundamente denigrante seguir pensando que esta debe ser la norma, que se debe someter a alguien con un dolor profundo a pasar por trabas que buscan restringir su derecho a la salud y a la vida. Es desgarrador que estos escenarios de revictimización se produzcan no solo en los centros de salud sino en espacios como el trabajo, la universidad, el colegio, donde se tiene un compromiso y una responsabilidad.

paciente 2.jpg

La condición de paciente

     Todos aquellos que hayan tenido un familiar pasando por la condición de paciente estarán convencidos de lo siguiente que voy a decir: no se le desea a nadie pasar por el degradante proceso de deshumanización que convierte a las personas y a su dolor en un número, una cifra, una autorización y un precio. La condición de paciente es profundamente retadora porque genera en el individuo y su red de apoyo lo mejor y lo peor de cada uno. El favor, el acompañamiento, el amor, la empatía, el cuidado, la paciencia son valores que se gestan en múltiples ocasiones en las redes de apoyo, es importante reconocerlo y termina siendo importante precisamente para salir de la condición de paciente.

     Pero esta condición no solo es desgastante para quien la padece, sino que termina siendo una red de carga para quienes acompañan el proceso. No estoy tratando de decir que estar enfermo sea un problema, sino que estarlo, en Colombia, lo hace violento. Psicológicamente genera un deterioro. Los niveles de estrés combinados con tristeza producen un tipo de agotamiento físico que a la larga termina siendo una experiencia traumática para todos aquellos que la hayan vivido.

 

     ¿Qué habría de esperarse en un país donde se ruega no tener nada grave por miedo a someterse a la condición de paciente? Lo que viene con ella puede ser visto desde múltiples aristas: la subestimación del ejercicio profesional de la salud, personal automatizado que se rige por el número que pueden atender en un menor tiempo y no por la calidad de diagnóstico y servicio, la falta de insumos para una atención integral, los tiempos de agenda y espera para diferentes autorizaciones, exámenes, medicamentos o servicios, los deberes y derechos en caso de una inminente hospitalización, entre muchas otras variables.

     Pensar en lo anterior atemoriza a cualquiera, pues verse o llegar a ver a aquellos a quienes amamos en esta situación permite cuestionar si no es debido reclamar por un sistema que en vez de arrebatar vidas las salve, que piense tanto en cantidad como en calidad, que genere una apropiación por el cuidado, la prevención del riesgo y la atención oportuna. Estoy segura de que todos le apostaríamos a un “SÍ”.  Si tenemos, en general, una opinión unánime respecto a las expectativas del sistema de salud, ¿qué es lo que hay detrás de lo que lo impide? Pues bien, dar una sola respuesta es difícil por motivos múltiples: vivencias personales, criterios profesionales y perspectivas legales. Sin embargo, le digo a quien me lea que no se inquiete. Pretendo dar mi versión de los hechos en la siguiente entrega de estas crónicas.

4 de septiembre de 2022

bottom of page