top of page

 

Por Javier Urrego Jiménez

 

La primera prueba y tal vez el aspecto más importante al que se tiene que enfrentar el nuevo gobierno es ¿qué hacer con la economía? Ya el ministro de hacienda José Antonio Ocampo está haciendo las gestiones en Nueva York para que alguna de las firmas que miden los grados de inversión vuelvan a dejar este puntaje tal y como estaba en la década pasada. Y por qué no estando en la gran manzana empezar a reevaluar los tratados de libre comercio que en momentos como estos tienen al país en ascuas. Y es que, que el dólar esté en su pico más alto en años, una vez más, no es culpa de Petro. Pero el presidente electo sí tiene que hacer algo al respecto una vez inicie su gobierno. El movimiento que hace Ocampo en Nueva York es que la economía colombiana se valorice un poco más. Solo que esta firma diga si es rentable o no invertir en nuestro país va a aliviar el bolsillo de los colombianos.

Rezarle al dólar

DEA3B45C-1D0E-4669-9A5F-F47FFB76D3E4.jpg

     Lo segundo es que la economía nacional deje de depender tanto de economías como la norteamericana y la europea, entre otras. Es una de las consecuencias de la globalización lo que estamos viendo en este momento en el mundo. No se puede no depender del exterior de forma absoluta. Querámoslo o no dependemos del movimiento de todas las economías para movilizar la nuestra. Pero sigue siendo inaudito que productos alimenticios de primera necesidad, que pueden ser claramente producidos en nuestro país, tengan que ser importados. Allí es donde entran los Tratados de libre comercio firmados en los últimos años. Estos nos ataron a que unos productos van a llegar baratos al país, en teoría, pero estamos amarrados a tener que sí o sí importar otros que podemos felizmente producirlos en nuestras tierras.

     Recuerdo que en medio de la pandemia unos ingenieros lograron desarrollar unos ventiladores para suplementar la necesidad de estos para los pacientes que debían entrar en cuidados intensivos. Pero asombrosamente para todos el Invima no quería liberar la autorización para su uso, ¿por qué? Porque estos respiradores se estaban importando o bien de los Estados Unidos o bien de Europa. Entonces se intervino en las altas esferas para que se frenaran los ventiladores nacionales mientras se concretaba el negocio con las economías foráneas.

 

     Lo anterior deja en evidencia que el país sufre de los males que vienen de años atrás. Que parecemos más una economía colonial donde solo debemos producir ciertos productos mientras que otros los debemos importar. Este problema produjo que en el siglo XIX el país se encauzara en guerras civiles sinsentido. Que en el siglo XX el país no lograra una industrialización competente. Y que en el siglo XXI Colombia siga siendo una economía precaria que es de las más afectadas en tiempos de crisis. De los países de América latina Colombia está en top tres de monedas más devaluadas junto con Argentina y Chile, principalmente por su alta dependencia de insumos importados.

     Por ahora Petro debe encomendarse al sagrado dólar a la espera de que la economía norteamericana se sacuda del fantasma de la recesión y que los ejecutivos de Wall Street den su visto bueno en medio de la desconfianza que puebla el mundo. En este momento casi treinta millones de colombianos, algo más de la mitad de la población, tienen confianza en el nuevo presidente. No es mucho pero, en últimas, la economía se trata de confianza.

17 de julio de 2022

IMG_1105.jpg
bottom of page