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Ni “Ágora” ni “política”: sobre el proyecto de acuerdo del “ágora metropolitana” en la RM Bogotá-Cundinamarca

  • Harold S.
  • 13 ago 2024
  • 5 Min. de lectura

El 6 de agosto fue publicado, para comentarios, un proyecto de acuerdo para establecer el “funcionamiento y la operatividad del Ágora metropolitana en la RM Bogotá-Cundinamarca”. Como la mayoría de conceptos usados tienen raíces griegas, o para ser específicos, atenienses, después de leer el proyecto me quedé pensando —perplejo— sobre qué pensaría un ateniense al leer esto. Los atenienses, charlatanes como eran, acá solo les bastaría con decir una palabra que tanto les dolió y que tanto les duele, con rabia, cuando uno acude a sus textos: “tiranía”. 


El Ágora en la antigua Grecia tiene distintas acepciones y usos. Las más acertadas de todas ellas son las de “lugar de reunión y plaza de mercado”. El Ágora es parte de lo que hoy llamamos “espacio público”, pero los griegos crearon dentro del ágora algo específico para la constitución de la vida de la pólis: su propio espacio político, el Ágora Pnyx. No era solo un lugar de reunión, circulación e intercambio como el Ágora a secas (a la que, de hecho, podían ir mujeres, esclavos, extranjeros, etc.), sino el espacio propio para la ekklesía (asamblea de polítes, ciudadanos), donde se reunía, deliberaba y, sobre todo, decidía. Esa era la institución fundamental para la democracia ateniense y el rasgo distintivo de la configuración de la política como forma de gobierno radicalmente distinta a la de la tiranía. De nada se sentían tan orgullosos los atenienses como de que ellos tenían una pólis y se gobernaban a sí mismos. Pero aquí no somos atenienses, para “bien” y para mal.

Imagen: la colina de la pnyx en Atenas, espacio político por excelencia para la asamblea en el siglo V a.C. Ahora allí se vuelan cometas. Tomado de: https://keithpp.wordpress.com/2013/03/19/pnyka-the-hill-of-the-nymps/


Veamos el proyecto. ¿Cómo está conformada la estructura administrativa de la RM? Principalmente por el Consejo Regional (integrado por el Alcalde de Bogotá, el Gobernador de Cundinamarca —que, siempre hay que recordarlo, tienen poder de veto en las decisiones. Art. 21 y 22 de la Ley Orgánica— y los alcaldes de los municipios asociados) y el Director de la Región Metropolitana, que se encarga, como representante legal de la entidad, de ejecutar los programas y proyectos. Estos, a su vez, establecen agencias y comités sectoriales según las competencias de la RM. Como entidad administrativa de integración regional, la RM está obligada a establecer “espacios de participación ciudadana”. Por eso la Ley Orgánica creó una instancia de participación, denominada “Ágora metropolitana” (art 49), y que el proyecto de acuerdo que la desarrolla, en su art. 2 define como “un espacio de encuentro virtual y presencial de los habitantes de la región, incluyente, transparente y colaborativa, deliberativa, que promueve la participación de la ciudadanía en la región, aportando a la construcción colectiva y la innovación social a partir del diálogo y el respeto entre las personas, la ley y su territorio”. O sea, una cosa igual de torpe que decir “café descafeinado”. Pero el asunto se pone mejor.


Si hay un rasgo característico de los gobiernos de Cundinamarca y Bogotá del grupo político de Jorge Rey y Carlos Fernando Galán es que les encanta la participación a su medida: totalmente domesticada, insípida. El art. 8 del proyecto, sobre los deberes de los participantes, tiene un curioso parágrafo final: “El incumplimiento de alguno de los deberes es causal de pérdida de la calidad de participante dentro del Ágora Metropolitana”. Ese parágrafo podría aplicarse si alguno de los asistentes no está de acuerdo o critica con vehemencia los contenidos propuestos por la secretaría técnica para deliberación, lo cual puede definirse, según el inciso séptimo, como “situaciones que puedan afectar el ejercicio de participación”, o como intervenciones que no sean “oportunas, concretas y que correspondan con los diferentes momentos del proceso o de los escenarios”, como lo establece el inciso onceavo.


El ágora metropolitana se divide en dos escenarios de participación: las mesas técnicas regionales y la asamblea (art. 9). Las primeras elaborarán propuestas enmarcadas en los hechos metropolitanos declarados (es decir, los establecidos por el Consejo Regional) y las áreas temáticas de la RM, designando un vocero por mesa para que presente el documento resultado ante la asamblea (estas mesas técnicas estarán integradas en un 50% por ciudadanía no organizada y otro 50% por ciudadanía organizada, sin que se aclare a qué se refieren con organización, según el art. 12). La asamblea es el escenario de priorización de las propuestas presentadas por las mesas técnicas, y está compuesta en su totalidad por ciudadanía no organizada. La asamblea, que quede claro, no es un espacio decisorio. Y sin embargo es llamada “asamblea”.


Para que no quede duda, el parágrafo del art. 10 despeja el asunto: “el Consejo Regional como máximo órgano de gobierno de la Región Metropolitana Bogotá - Cundinamarca, decidirá según las reglas del artículo 22 de la Ley 2199 de 2022, cómo incorporará las iniciativas y propuestas que han sido priorizados por la Asamblea Ciudadana en los planes, programas y proyectos de la Región Metropolitana y comunicará dicha decisión a la Asamblea y a la ciudadanía en general, mediante informe de incidencia”. ¿”Asamblea”, “deliberación”, “debate”? “No hagan globitos en el aire”, nos dicen. “La decisión la tenemos nosotros”. Y el que manda decide. ¿Todavía podemos pronunciar por aquí, sin sonrojarnos, la palabra “democracia”?


Como cereza en el pastel tenemos los incisos segundo y tercero del art. 17, sobre el “Comité Técnico del Ágora Metropolitana”, que tiene dentro de sus funciones: “Valorar las propuestas de la ciudadanía y hacer las recomendaciones basadas en los criterios definidos, para asesorar la toma de decisiones del Consejo Regional. Presentar al Consejo Regional el informe de recomendaciones de la valoración, que contendrá todas las propuestas, su análisis y recomendación sobre su manejo”. Como quien dice: no pueden decidir, pero pueden hablar… sin embargo, como sabemos que ni siquiera hablar saben, o no nos conviene o interesa lo que hablen, les corregiré incluso a lo que sea que lleguen con sus propuestas, que no serán otra cosa que tímidas sugerencias reunidas en una carpeta de presentación en nuestra mesa del Consejo Regional (art. 19).


Aún no entendemos el daño que le hemos hecho a nuestras instituciones de gobierno al incorporar en ellas conceptos políticos como “asamblea”, “ágora”, “democracia” pero vaciados de sentido. Bueno, eso es exactamente lo que le pasa al proyecto de acuerdo presentado por la secretaría técnica (¡técnica!) de la RM (por su director, Luis Lota): forma toda una estructura con cáscaras de huevo, menos sólida que las ruinas de Atenas. Y lo hace con orgullo. Aunque no hay ninguna sorpresa: la Región Metropolitana no puede ofrecerle política a la ciudadanía cuando ha crecido afincada en todo lo contrario. ¿Y qué es lo contrario? Ya lo han dicho los griegos al inicio.

Los actuales integrantes del Consejo Regional: Julián Perico, alcalde de Soacha; Jorge Rey, Gobernador de Cundinamarca; Carlos F. Galán, alcalde de Bogotá y presidente del Consejo; Luis Lota, Director de la RM. Tomada de: https://bogota.gov.co/mi-ciudad/gobierno/soacha-se-suma-la-region-metropolitana-bogota-cundinamarca

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