Ahora Colombia o sobre la debilidad del “centro” que revela su rostro
- Fabián Fonseca Trujillo
- 22 jul
- 3 Min. de lectura

Imagen: Anuncio de la Coalición entre los tres partidos que se ven en la imagen el pasado 24 de junio. Tomada de: https://www.eltiempo.com/politica/elecciones-colombia-2026/que-buscan-galan-fajardo-y-el-mira-con-la-nueva-coalicion-ahora-colombia-para-las-elecciones-del-2026-3466218
Hace unas cuantas semanas “el centro” mostró su verdadero rostro, pero también mostró su debilidad en una coalición que puede resultar peligrosa. Leyendo noticias sobre la alianza entre los sectores de “centro” y el Partido Mira di con una columna de Las 2 Orillas que llamó mi atención, más aún cuando encontré que, a pesar de mencionar a Mira en el título, no hablaba sobre el suceso en sí, entonces: ¿De qué hablaba el texto? En pocas palabras, el problema central del artículo tenía que ver con el concepto de polarización en el marco de las elecciones que se avecinan, resaltando que ambos “extremos” de la política nacional tratan de mantener dicha polarización para beneficiarse en la contienda, mientras que el centro se mantiene débil porque no hay un liderazgo lo suficientemente fuerte. Hay otros puntos relevantes, empero, el aspecto que más me interesa y que creo que puede generar algunas reflexiones sobre la política de nuestro país, tiene que ver con lo ya mencionado.
Iniciemos por una importante cuestión: ¿cuál es el origen de la polarización política? Los cauces teóricos nos pueden dar muchas respuestas que no tienen cabida en un artículo tan corto, así que haremos el ejercicio (quizás un poco simple) de suponer que el problema tiene que ver con la maleabilidad de las sociedades humanas que se mueven entre momentos en que las brechas sociales se amplían y otros en que se cierran. En las últimas décadas se han ampliado las brechas, es decir, ha crecido la desigualdad y ¿qué sucede cuando el sistema político no es efectivo administrando a la sociedad, cuando la gente no puede suplir las necesidades de reproducción material de su existencia? Las tendencias ideológicas se corren hacia sectores que aseguran una transformación, generalmente ubicados en polos opuestos del espectro ideológico; eso no quiere decir que la desigualdad sea la única causa de la polarización, es de las principales, sí, mas no podemos ser tan ingenuos y no reconocer que los fenómenos sociales tienen muchas causas.
Entonces, la polarización política que tenemos no se debe a planes orquestados por “los extremos” para aprovechar la efervescencia del momento en las elecciones, es (principalmente) un resultado de las condiciones propias de un sistema social que genera desigualdades. No quiero culpar a alguien en específico por el aumento de la desigualdad, pero cabe resaltar que un ejemplo de modelo social que suele aumentar las brechas sociales, debido a sus principios fundamentados en el individualismo, la libertad, la competencia, etc., es el liberalismo, postura ideológica que es defendida por los que se hacen llamar de centro (tomémonos la libertad de usar este término). De este modo, se nos presenta un curioso panorama: el liberalismo, en tanto sistema político hegemónico hace crecer la desigualdad, luego las tendencias políticas de las masas se mueven hacia otras esperanzas que prometen hacer la vida un poco menos imposible, entonces el liberalismo comienza a temerle a la polarización que su propio sistema de ideas genera, porque ciertamente se ve amenazado; de forma resumida: el liberalismo está cavando la tumba en la que se está quedando enterrado.
Por lo tanto, se vuelve imposible subsistir en la contienda política para los centristas, así que, como vimos en las semanas pasadas, se empiezan a formar coaliciones. ¿Cuál es el problema con esta coalición? El centro no tiene fuerza para las elecciones, creo que en eso la mayoría estamos de acuerdo, entonces busca alianzas que garanticen (en teoría) alcanzar una mayor base electoral. Ahora, lo que en términos de correspondencia ideológica se esperaría es que se unieran con otros partidos de tendencias liberales (Liberal, Verde, La U), pero decidieron aliarse con un partido de tendencias fuertemente conservadoras, un partido cristiano confesional. Más allá de lo disruptiva y traicionera que es dicha estrategia para sus propios copartidarios del centro, creo que el problema se encuentra principalmente en otro punto. En las pasadas elecciones territoriales vi un caso en el que un partido indígena que tenía un concejal en un municipio de Sabana Occidente, se alió también con Mira (vaya ironía, pactando con la religión de sus colonizadores) para garantizar una mayor base electoral; el resultado fue que al partido indígena se quedó sin curul y el partido confesional alcanzó una.
No me extrañaría que algo similar pase en esta ocasión y eso va a significar un retroceso en legislación, una derrota para los derechos de las disidencias sexuales, de las mujeres, de los grupos subalternos en general, que durante años se han logrado con la lucha y con la sangre de muchos.
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