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El poder del cuarto poder

Javier Urrego

La revista Semana ha virilizado una entrevista que Vicky Dávila le hizo a la vicepresidenta Francia Márquez, la cual, como era de esperar, se convirtió en un concierto de imprecisiones y desinformación que han cumplido el objetivo de encauzar la opinión de las personas sobre la labor de la vicepresidenta.

Una vista a los encabezados de Semana en su cuenta de Instagram, en los que vemos cómo se aplica con maestría la descontextualización.


Hasta este punto La revista Semana hace lo que hace cualquier medio de comunicación, a saber, moldear la opinión de las personas, algo que se ha venido a denominar de un tiempo para acá: el cuarto poder, al equipararlo a las tres ramas del poder en las que está dividido el estado democrático. En principio pareciera ser que los medios de comunicación no tienen una incidencia real en el orden democrático que se pudiera equiparar al poder de las otras tres ramas. Pero si lo miramos con detenimiento tal vez el cuarto poder sea más poderoso que los otros tres juntos.


Empecemos por el ejecutivo. El presidente depende en gran parte de la favorabilidad o desfavorabilidad que tenga su mandato. Es aquí donde entra el cuarto poder que podemos ver manifestado en las encuestas de aprobación del mandato. Y es que si vemos este punto todos los presidentes empiezan con una medición favorable encima de los 60 puntos y terminan con una visión desfavorable de su mandato. Estas encuestas se van publicando en momentos coyunturales y en teoría miden lo que la ciudadanía piensa sobre la labor del presidente.


Y el presidente en ejercicio no solo depende de los medios, también en época de campaña. Pensemos por ejemplo en la segunda vuelta presidencial de Santos en la cual el escándalo del hacker hizo que Óscar Iván Zuluaga perdiera la presidencia aquella vez. Y en las últimas elecciones pasó lo mismo cuando se revelaron los videos de las bacanales a las que asistía el entonces candidato presidencial Rodolfo Hernández.

La foto del escándalo.


El legislativo hace justo lo contrario: ellos usan los medios para pasar desapercibidos en el mar de noticias sin importancia que se dan a diario. Si no pensemos en que solo vemos los debates que se gestan en el capitolio cuando hay una moción de censura o cuando de forma vergonzosa hay una pelea o un hecho (tan común) que deje entredicho la dignidad de los congresistas. Lo que sí hacen es reducir a ciertas consignas los proyectos que tramitan en el congreso. Del paquete de reformas que se han empezado a tramitar en el capitolio nacional los medios de comunicación se han encargado de reducirlas a encabezados sensacionalistas para que las personas se queden con eso y no vean más allá qué es lo que se está proponiendo. De la reforma a la salud solo se dice que busca acabar con las Eps, de la reforma carcelaria solo han repetido hasta el cansancio que se van a liberar todos los presos para que trabajen y “vivan” en las cárceles. De la paz total se ha dicho que se van a blanquear a todos los narcotraficantes y delincuentes del país…


El ámbito judicial no se escapa de las fauces de los medios de comunicación. Cuántas veces hemos visto cómo un proceso se entorpece o se acelera dependiendo del bombo que le den los medios de comunicación. O cuántas veces ha pasado en Colombia que los medios son el principal aliado de lo que se ha venido a llamar falsos positivos judiciales, que es cuando la policía busca inculpar alguien de un delito que no hizo, y los medios son los primeros en sacar el supuesto prontuario de esta persona y de enlodar su vida para siempre sin esperar un veredicto judicial, o que el acusado pueda demostrar su participación en los hechos de los que se le acusa.

En fin, volviendo a Francia Márquez, en su caso se ha cumplido todo lo que hemos mencionado anteriormente: su entrevista se ha sacado de contexto para hacer ver que ella es una despilfarradora y que ha llegado al poder solo para cumplir sus ambiciones personales. Segundo, se ha replicado hasta el cansancio la misma mentira, como decía Goebbeles el jefe de propaganda nazi, con el fin de que esta se vuelva verdad. Se ha conseguido el objetivo que se buscaba que era difamar y empañar la imagen de la vicepresidenta como se ha venido haciendo con el presidente, con sus ministros, con todo el que sea necesario para dañar la imagen del nuevo gobierno.

Joseph Goebbels dando cátedra en marketing de comunicación política.


¿Pero es que no es esto lo que siempre hacen los medios? Porque en el gobierno de Duque pasó lo mismo: los medios estaban pendientes de sus errores para explotarlos al máximo; y en gobierno de Santos lo mismo, se martillo tanto el tema de la paz que la gente ya estaba mamada de todo lo que fuera proceso de paz. Y en el gobierno Uribe, más bien no, ahí sí aplicaron la de quedarse callados y hacer como si nada pasara. Un silencio por cierto bastante cómplice del que hasta ahora no se ha hablado.


Parece que mi alegato fuera en contra de los medios de comunicación porque estos son malos per se, pero la verdad es que ellos solo explotan algo que se encuentra en el ser humano. Y es que todas las personas quieren tener siempre la razón, y, peor aún, que les digan que efectivamente tienen la razón. Cuando subió Petro la mitad dijo “Nooo, eso Petro va a acabar con el país” y ahora que subió y los medios se han encargado de replicar esta mentira, todos los que dijeron eso creen tener la razón y ahí están los medios una vez más para darles palmaditas en la espalda.

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